miércoles, febrero 22, 2006

Houellebecq por la mañana

Me he terminado "Ampliación del campo de batalla". El ritmo rasca-pica de los ojos+sospechosa secrección lagrimal no disminuye, la bso de villapolvo se mantiene: estornudos de asombro o gato, ya mayor (fumar no perdona ni la manera de estornudar) La alergía se adelanta este año.

Son las 8.12 y el mundo se me cae encima cada vez que me doy la vuelta y miro la tarea faraónica que queda por hacer . Es curioso que por la noche antes de acostarme siempre tengo delirios de energía e imagino que al despertar mi mente estará clara y mis dedos ágiles, que haré 30 relatos en una mañana y otros tantos por la tarde; pero al despertar y recordar quién soy y qué tengo que hacer, la energía se ha esfumado y un ánimo escapista se apodera de mi, y sobre todo de mi mente que fantasea con poner sellos todo el día o trabajar en una cadena de montaje, o en cualquier sitio por el que paso en mis escasas salidas... ya me he imaginado de dependienta de la tintorería lavando y planchando todo el día, de vendedora de planchas en bazar el regalo, de dependienta de papelería-librería, en la fnac, de reponedora de abacus e incluso de dependienta de H&M... Por supuesto en mis fantasías soy un crac en todos estos trabajos y vivo relajada y feliz (¿?)

La mente es cruel, cabrona, vaga y tendente a la divagación infructuosa, no sé si todas, pero la mía sin duda.

Quizá es el castigo por leer a Houellebecq al acostarme y al levantarme. Todo se pega. Lo malo más.