Suddenly, I know...
Como con cualquier cosa trascendental en la vida, ha sido la casualidad la que me ha dejado claro qué me pasa.
Estoy quemada.
Estoy quemada de leer los intentos infructuosos de protoescritores, las locuras de gente que no tiene amigos ni familia que les hagan desistir de enviar sus bazofias a editoriales, agencias, concursos o cualquier otro canal que acaba en mis manos.
Y sé que esto quiere decir que ha terminado mi affair con el sueño de tener este trabajo que suena tan bien: que te paguen por leer.
Lo que pasa es que hay una gran mentira detrás de esa etiqueta.
Leer por obligación no tiene NADA que ver con leer por placer, ocio, diversión, curiosidad o malestar existencial.
Escribir informes no es escribir y ser creativo, es maquillar verdades feas y justificar cosas evidentes con argumentos que se quedan grandes.
Ahora me quedo con mi baño de lucidez y una pila de lecturas por acabar...
Estoy quemada.
Estoy quemada de leer los intentos infructuosos de protoescritores, las locuras de gente que no tiene amigos ni familia que les hagan desistir de enviar sus bazofias a editoriales, agencias, concursos o cualquier otro canal que acaba en mis manos.
Y sé que esto quiere decir que ha terminado mi affair con el sueño de tener este trabajo que suena tan bien: que te paguen por leer.
Lo que pasa es que hay una gran mentira detrás de esa etiqueta.
Leer por obligación no tiene NADA que ver con leer por placer, ocio, diversión, curiosidad o malestar existencial.
Escribir informes no es escribir y ser creativo, es maquillar verdades feas y justificar cosas evidentes con argumentos que se quedan grandes.
Ahora me quedo con mi baño de lucidez y una pila de lecturas por acabar...
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