Viajar
-Tú no viajas nunca, claro -solía reprocharme.
-Pues no -le respondía, fiel a la verdad.
-¿Por qué no? -preguntaba.
-Porque de todos modos no puedo escapar de mí mismo -solía contestarle.
Fiasco
Imre Kertész
Tampoco puedo escapar de mí misma (no sé si quiero, ya me estoy acostumbrando a que esto es lo que hay), y tampoco se puede decir que no viaje nunca (aunque lo hago mucho menos de lo que solía y cada vez me apetece menos -una lástima no encontrar ahora el link a el artículo de ayer de Jordi Llovet en el suplemento Quaderns de El País), pero bueno, me voy.
Me voy a Argentina. Han pasado cuatro años. Es hora de volver, conmigo, a casa (en la acepción más desacostumbrada y libre).
-Pues no -le respondía, fiel a la verdad.
-¿Por qué no? -preguntaba.
-Porque de todos modos no puedo escapar de mí mismo -solía contestarle.
Fiasco
Imre Kertész
Tampoco puedo escapar de mí misma (no sé si quiero, ya me estoy acostumbrando a que esto es lo que hay), y tampoco se puede decir que no viaje nunca (aunque lo hago mucho menos de lo que solía y cada vez me apetece menos -una lástima no encontrar ahora el link a el artículo de ayer de Jordi Llovet en el suplemento Quaderns de El País), pero bueno, me voy.
Me voy a Argentina. Han pasado cuatro años. Es hora de volver, conmigo, a casa (en la acepción más desacostumbrada y libre).
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