jueves, septiembre 11, 2008

Tres tristes tigres

—¿Cómo me dijo que se llamaba? No oí su nombre.
—Eso pasa siempre.
—Sí, las presentaciones son como los pésames, murmullos sociales.

Una muestra diminuta del genio de Guillermo Cabrera Infante, el autor que me hizo pensar que no quería ir a Cuba, porque la Cuba de verdad no será tan sensual, rica y auténtica como la Cuba de sus páginas.

1 Comments:

Blogger grankabeza said...

Y su Habana "que parece -aparece- indestructible en el recuerdo: eso la hace inmortal". Para algunos de nosotros, es la única Habana que hay, porque nunca quisimos ir a la otra sin Guillermo: no sin nuestro Guillermo.

Fernando Savater

;-)

11:01 a. m.  

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