Por el amor de Dios
Frase que yo sólo utilizo porque tengo una debilidad por las construcciones del habla popular (en particular, por su dramatismo y blasfemia continua), pero doy gracias de no pertenecer al colectivo que cree y además mantiene una relación, generalmente defensiva, con la institución terrenal que le lleva los "bolos" a su deidad, porque en los últimos meses ya ha cruzado la línea de lo escandaloso a lo deleznable.
Si fuera algo que sucede en cualquier otro ámbito, estoy casi -y es triste, pero esta sociedad no da para creer más- segura de que les habrían cerrado el chiringuito después de alguna operación de nombre ridículo -¿operación candelabro?-, como tanto gustan de utilizar las fuerzas de seguridad urbi et orbe, y todos lo delicuentes estarían en proceso de humillación e insuficiente ajuste de cuentas con la cuasi-justicia y el resto pagaría el pato, o mejor, pagarían al estilo que tan bien conocen: justos por pecadores.
Hasta hace relativamente poco, he sido una persona más moderada en este punto. Supongo que tiene mucho que ver que en mi propia familia había religiosos, personas cuya bondad rozaba el absurdo y que a mí -sin necesidad de creerme la historieta mística- me parecía que hacían una labor encomiable. Sigo creyendo que trotan por el mundo personas a las que no le cabe en los confines del cuerpo ser tan buenas, pero, en mi opinión, ha llegado el momento de colgar las botas, el hábito, cambiar de camiseta, lo que sea, pero incluso para ellos es una injusticia ser confundidos con un atajo de depravados, inmorales y mentirosos.
Llegamos tarde para entretenernos en invectivas.
Urge (y se me escapa concretar qué), pero cuando ya existe un apartado en los periódicos que se llama así, véase más abajo, no cabe duda. Urge.
Si fuera algo que sucede en cualquier otro ámbito, estoy casi -y es triste, pero esta sociedad no da para creer más- segura de que les habrían cerrado el chiringuito después de alguna operación de nombre ridículo -¿operación candelabro?-, como tanto gustan de utilizar las fuerzas de seguridad urbi et orbe, y todos lo delicuentes estarían en proceso de humillación e insuficiente ajuste de cuentas con la cuasi-justicia y el resto pagaría el pato, o mejor, pagarían al estilo que tan bien conocen: justos por pecadores.
Hasta hace relativamente poco, he sido una persona más moderada en este punto. Supongo que tiene mucho que ver que en mi propia familia había religiosos, personas cuya bondad rozaba el absurdo y que a mí -sin necesidad de creerme la historieta mística- me parecía que hacían una labor encomiable. Sigo creyendo que trotan por el mundo personas a las que no le cabe en los confines del cuerpo ser tan buenas, pero, en mi opinión, ha llegado el momento de colgar las botas, el hábito, cambiar de camiseta, lo que sea, pero incluso para ellos es una injusticia ser confundidos con un atajo de depravados, inmorales y mentirosos.
Llegamos tarde para entretenernos en invectivas.
Urge (y se me escapa concretar qué), pero cuando ya existe un apartado en los periódicos que se llama así, véase más abajo, no cabe duda. Urge.
El Vaticano encubrió abusos de un cura a 200 menores en EE UU
Documentos obtenidos por 'The New York Times' revelan que Benedicto XVI desoyó cuando era cardenal en 1996 avisos del arzobispo de Milwaukee
posted by g at 7:17 a. m.
2 Comments:
Ayer me chupé un atasco de copilota en la Diagonal. Tuve un rato largo para observar el cartel publicitario antiabortista que ha financiado la Conferencia Episcopal. I tuve tiempo para que una indignación intensa me atenazara el estómago al pensar que esos niños de los que tanto defienden la vida(¿y la vida de las madres?), luego puedan ser víctimas de los abusos de los clérigos. Perverso. Me imaginé un chiste cruel del Roto en el que la mano que recoge al bebé es la mano eclesiástica que abusará de él.
Estos temas no me resbalan. Me calan hondo y despiertan una rabia que mejor la canalizo dando mamporros al teclado que si no acabaré en la misma celda que las mujeres que abortaron.
Estoy esperando ya a que se levante la liebre en territorio español...
Esto ya no se sostiene. Nadie medianamente racional puede justificar el chiringuito.
Tenemos prisa. Todo urge.
Grande, camarada, grande.
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