viernes, septiembre 24, 2010

El huevo


"[...]Mi madre era mujer alta y silenciosa, con una nariz larga y los ojos grises y turbulentos. No quería nada para sí misma. Para mi padre y para mí era una ambiciosa incurable.

El primer negocio que emprendieron salió mal. Alquilaron diez acres de tierra pobre y rocosa en Grigg’s Road, a ocho millas de Bidwell, y se embarcaron en la cría de pollos. Allí pasé mi infancia, y allí tuve mis primeras impresiones de la vida. Desde el principio fueron impresiones de desastre y si, a mi vez, soy un hombre pesimista inclinado a ver el lado más oscuro de la vida lo atribuyo al hecho de que los que deberían haber sido los alegres y felices días de mi infancia los pasé en una granja de pollos.

Puede que alguien poco versado en estas cuestiones no tenga la menor idea de la cantidad de hechos trágicos que le suceden a un pollo. Sale del huevo y vive unas pocas semanas como la cosita tierna y suave que habrán visto en las postales de Pascua. Luego se transforma en un ser horriblemente desnudo que come grandes cantidades de maíz y pienso comprado con el sudor de la frente de tus padres, se contagia de una enfermedad que se llama disnea, cólera u otro nombre. Se queda mirando el sol con expresión estúpida, empeora y muere. Unas pocas gallinas y, de vez en cuando, algún que otro gallo, con la intención de servir a la inescrutable voluntad de Dios, luchan hasta alcanzar la madurez. Entonces las gallinas ponen huevos de los que nacen nuevos pollos y así se completa el espantoso ciclo. Es todo increíblemente complejo. La mayoría de los filósofos deben haberse criado en granjas de pollos. Uno pone muchas esperanzas en un pollo y sufre una desilusión espantosa. Los pollitos, apenas iniciado el camino de su vida, parecen muy despiertos y brillante, pero en realidad son de una estupidez espantosa. Se parecen tanto a las personas, que nos confunden en nuestros juicios acerca de la vida. Si la enfermedad no los mata, resisten hasta cumplir en todo las expectativas de uno y entonces se arrojan bajo las ruedas de un carro para morir y regresar aplastados a los brazos de su creador. Los gusanos infestan su juventud, y hay que gastar fortunas en polvos medicinales. Más tarde vi surgir toda una literatura acerca de las fortunas que se podían hacer con la cría de pollos. Pues bien, la pensaron para que fuera leída por los dioses que han comido del árbol de la ciencia del bien y del mal. Es una literatura optimista y afirma que la gente ambiciosa puede llegar a hacer muchísimo con unas pocas gallinas. No se equivoquen. No fue escrita para ustedes. Vayan a buscar oro a las heladas colinas de Alaska, pongan toda su fe en la honestidad de un político, crean, si así lo quieren, que el mundo va cada día mejor y que el bien triunfará sobre el mal, pero ni lean ni crean toda esa literatura acerca de las gallinas. No fue escrita para ustedes."


"El huevo"

Cuentos completos

Sherwood Anderson

trad. de Vicenç Tuset

2 Comments:

Blogger Hilario said...

Me ha encantado.

11:24 p. m.  
Blogger C. said...

Gracias g!

8:50 a. m.  

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