lunes, marzo 24, 2014

Abrir boca


"Apenas recuerdo a mi bisabuela. Sé que murió el año en que nació mi hermana, 1983, y recuerdo una manta de cuadros que tejió para ella. Me han contado que le gustaban los refranes y las sentencias. En mi familia se contaba que siempre decía que la cena era una comida absurda, porque uno se acostaba inmediatamente y al levantarse volvía a tener hambre. Al parecer, una noche decidió no cenar, pasó mucha hambre y cambió de opinión para siempre. La imagino vestida de negro y gorda. Probablemente es un recuerdo inventado, pero era gorda. En su mejor momento, alcanzaba la cifra perfecta: tenía la misma circunferencia que altura: 1,50 × 1,50. Consideraba que la peor desgracia anatómica en una mujer era ser «esculada». Mi abuelo, que engordó de mayor, tenía otra teoría con respecto a la gordura masculina. No era grave si uno se la veía para mear. Pasado ese punto de no retorno, todo estaba perdido: adelgazar era imposible."

Entresuelo, Daniel Gascón

Lo que iba a ser un vistazo superficial se ha convertido en un imán. No sé cómo seguirá, pero las primeras veinte páginas de este libro son maravillosas. 

1 Comments:

Blogger Judy said...

Oh!! qué buen fragmento.... me lo apunto!

12:09 p. m.  

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