miércoles, agosto 06, 2008

Intertextualidad

Fue una conversación casual sobre Borges y el amor lo que trajo este soneto de Lope de Vega a mi memoria (esa laguna de peces felices y olvidadizos).

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
 
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho ofendido receloso;
 
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
 
creer que el cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quien lo probó lo sabe.

Y si hubo tentación de escapar a la sinuosa concatenación de referencias y lecturas aplazadas no pudo ser tal tras dar con dos críticas en particular [Contra la felicidad. En defensa de la melancolía de Eric C. Wilson y The Loss of Sadness de Allan Horwitz y Jerome Wakefield], dos obras sobre un tema que había sido objeto de una conversación reciente: la medicalización de la tristeza. Y si bien el título del primero despertó a Burton y su Anatomía de la melancolía, que ya estaba entre mis fetiches y en mi librería, pero además ahora está ante mis ojos, el segundo, The Loss of Sadness, es el volumen que eligiría para una lectura cruzada de siglos sobre el tema en cuestión.