Mi sentido de la (des)información

Trabajo en casa. Me paso el día pegada al ordenador, evidentemente conectada non-stop a internet, y si bien no padezco el mal de la búsqueda errática adictiva (caso para el que recomiendo este artículo, que salvo su título es muy bueno), sí que me he enganchado a una forma tangencial de estar al día. No es otra que la sección de Lo más leído de El País.
Lo he descubierto esta semana, que me he comprado el periódico todos los días por los cuentos.

No es lo mismo.

Le falta el amarillismo del interés popular.

al fin

han vuelto la luz y el sol a Barcelona.
A tiempo para hacer más duro mi nuevo encierro de procastinadora.
Estoy en una época de muchas últimas cosas, a punto de comenzar otras tantas que serán primeras (nóminas, vacaciones, horarios...).

Al fin.

Listas

Me gustan las listas. Desde siempre. Desde antes de Coixet, que les dedicó un capítulo fantástico en La vida es un guión, y también desde antes de saber que era una perversión neurótica que, sin mucha conciencia, utilizaba para enumerar innumerables tareas, propósitos e intenciones que de ningún modo se podían realizar en el absurdo plazo de tiempo que me proponía.
En cualquier caso (coletilla que ha surgido de mi etapa de traductora) esta lista es inofensiva.
Es la lista de todo lo que he querido y pensado escribir durante las últimas semanas y que ya no escribiré:

• La vida de los otros, la película que me ha reconciliado definitivamente con el cine.
  
• El innenarrable reencuentro con la instalación sonora que vi por primera vez en el MOMA y ahora está en el FAD de Barcelona.
  
• Mi fuga de Movistar a Vodafone.
• El método Gronhölm en pleno proceso de cambio de trabajo.
  
• Sitges con vientos huracanados.
  
• La excursión bajo la lluvia para ver Le cirque du soleil.
• Las carencias de aislamiento de mi hogar, que permiten piscinas improvisadas interiores.
  
• 300 (no puedo decir más que desde ya me confieso espartana).
• LAS PALMAS o el destino de honeymooners de los 50 con mi camarada sentimental y mi amiga LA canaria.
  
• etc.
  

porque la lista es terriblemente larga.
Pero valía la pena dejarla ahí, para luego recordarme que mi desaparición online fue el regreso a la vida analógica.

Pero es la pura verdad: uno cree sujetar las riendas de los acontecimientos, y luego sólo desea saber adónde diablos lo llevan a galope tendido.

Un relato policíaco Imre Kertész

Después de salir de estupor de El placer del viajero de Ian McEwan (absolutamente inapropiado antes de partir de vacaciones), me he topado con esta maravilla.
Se trata de un efecto garantizado por Kertész.
Frases sencillas y a la vez aplastantes, de las que se releen una y otra vez asintiendo con la cabeza.

Me voy de vacaciones (que en este blog lo único que quiere decir es que seguiré ausente).